martes, 27 de octubre de 2009

Entre un grito que se ahoga

 

Me perderé deprisa

por el borde de un verso

como si la vida ahora

no tuviera más recuerdo

que la propia agonía

de vivir.

 

Ahora que ya no hay distancias,

que el sentimiento se pega duro en el corazón,

ahora que ya no hay tanto miedo

pero si que duele toda esta razón.

Ahora yo me retiro de este mundo,

de estos bosques sin luz,

de estas estancias,

pero a la vez quiero matarme el aliento

como cuando supones que no será de ti o de mí

sino del resto.

 

Morirá el resto de mi mundo,

el resto de mis sueños,

moriran las flores

moriran las alegrias y los quehaceres.

 

No es tan fácil seguir

cuando se tienen los dedos atados.

 

Por fin me siento culpable de mi misma.

de algo que hice y no de algo que me hicieron,

deje de ser autoflageladora

para convertirme en flagelante,

rompi las nuevas reglas

rasguñé por siempre

mi vida y la tuya

y aprendi por fin

que las heridas del corazon

son más sangrantes y dolorosas

que la de la piel.

Y ahora estoy aqui

como siempre

entre mi mundo de oscuridad,

en un velo que se rasga,

entre un cielo que no alumbra,

entre un grito que se ahoga...

 

4 comentarios:

  1. Es cierto lo ke dechis y para algunos es peor ke para otros

    ...que las heridas del corazon

    son más sangrantes y dolorosas

    que la de la piel....

    Saludisss

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  2. Dolor que el tiempo mitiga y aunque ahora duela hasta estremecer. Las heridas cicatrizan y te hacen aprender.

    Saludos,

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  3. la vida misma es una herida que sana cuando deja de existir.

    casi siempre me siento asi como tu lo plasmas en este primer verso

    Me perderé deprisa

    por el borde de un verso

    como si la vida ahora

    no tuviera más recuerdo

    que la propia agonía

    de vivir.

    captaste perfectamente bien esa esencia mi admiracion.

    zandor x

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  4. Dolor del alma, dolor del corazòn, atacan con su espada nuevamente,
    blandiendose sin honor y gloria, pero dentro de toda la tristeza que plasmas
    hay una belleza que toca el corazón de quienes te leemos, gracias por
    dejarnos leerte, y permitirnos sentirte que te acompañamos aunque la distancia
    no permita un abrazo de consuelo.
    Hermoso Daniela, como todo lo que de ti he leido.

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