La cuarta escena de mi historia

 

I (Las noches)

Entre mucho de esta historia, bajo un cuento encantado,

no dije nada, callé, me sumergí bajo lo que no quise entender,

esperé cientos de noches a que mi nostalgia arreglara el sol,

descubrí que cada pedazo de mí estaba nublado en un desierto.

Soñé que vendría sobre mi tu abrazo, tu beso tal vez,

pero era irreal, porque irrepetible o no

me quedaba en mi sueño.

Los ojos miel me han nublado, aquel que amo

es más que un cielo,

yo nado sobre su sonrisa

y a la vez me muero porque no sé vivirla.

 

 II (Mundo superficial)

¡Ya maten todas las flores!

¡Qué es este mundo sin la belleza de un cuerpo,

de ojos, de bocas, puras venas dormidas

y yo atrapada aquí, sin saber qué hacer!

 

 

III (Recuerdos de tinta)

Cuando mate las letras que no eran mías

juré que yo misma heriría mi propio corazón

por siempre...

Porque hay cosas sagradas

que jamás deben morir,

y las llevo conmigo,

fue peor que matar a alguien

fue matar historias y sentimientos,

y aunque la razón me dice tantas cosas

es mi alma la que me asegura

que no es cierto,

que no es cierto que las palabras

se las lleve el viento...

a veces las acciones son las que mienten,

a veces las acciones son las que ocultan algo.

En la palabra siempre está la verdad,

el más puro interior de nosotros mismos,

solo hay que saber leerlo,

saber ver más allá

de todos los signos...

 

 

IV (Lo siento)

y ahora como decir que lo sé,

o será que quisiera serlo...

ni yo pensé que me tocaría tanto

aquellas letras...

Y la canción se escurre por el suelo

llegando a volar hasta mis manos,

la canción se repite en mi verso

una y otra vez la estoy cantando...

Me aceleraste el corazón.

 

a.m.