martes, 10 de noviembre de 2009

en el hogar del olvido

Gritos, gritos y voces por todos lados, a lo largo del viejo mercado callejero del poblado. Un vendedor de telas hacia sonar su poderosa vos por encima de la voz del vendedor de verduras, un grupo de niños corrían esquivando las piernas de los transeúntes, una madre gritaba, retando a su hijo y una joven mujer, avanzaba entre la gente, como buscando algo, algo que habia perdido.

 

Ya llegando casi al final del mercado, ella se detiene frente a una pequeña puerta de madera, agrietada y gastada por el tiempo, con un pequeño letrero oxidado, que decía “objetos perdidos”

Del otro lado de la puerta habia una largo pasillo, y una luz que entraba a través de enormes ventanales circulares dispuestos a lo largo tanto del lado derecho como el izquierdo, que era tan intensa que no dejaba ver que habia del otro lado del vidrio.

A medida que ella avanzaba, el pasillo se iba llenando de objetos, que poco a poco, se acumulaban unos sobre otros, tapando las ventanas, oscureciéndolo todo. Habia cientos, miles de objetos, desde cofres, hasta armaduras, libros llenos de polvo, pinturas colgadas de forma precaria, infinidad de cosas que ya en el fondo del pasillo, lo cubrían todo, hasta el techo, incluyendo la pequeña puerta, que se ocultaba detrás de una pila de libros.

 

 

Pasando por encima de los libros, ella abre la puerta. Dentro habia una enorme cripta echa de sombras, con altas columnas elevándose hacia un inalcanzable techo, solo la débil luz de enormes velas iluminaban la habitación. El polvo se acumulaba dentro y el tiempo no transcurría. Todo estaba lleno de objetos, cacharros oxidados, altas estanterías abarrotadas y tambaleantes, nada se movía, todo estaba estático, quieto como una pintura, muerto como las estatuas que en un rincón dormían, esperando, tan solo esperando.

 

De pronto, asomándose detrás de una enorme montaña de sillas y mesas apiladas una sobre otras, aparece el dueño del hogar de los objetos perdidos. Iva vestido con una larga toga gastada y sucia, de un color azul oscuro. Parecía un ratón mas que un ser humano, caminaba con pasos pequeños y rápidos, con una enorme joroba en su espalda, una larga barba de color gris y unos pequeños anteojos sobre una puntiaguda nariz, sus ojos eran blancos, y su cabeza era totalmente calva, solo por unos largos mechones de pelo del color de la ceniza.

Cargaba consigo con un libro en verdad enorme, más grande que su espalda, e increíblemente ancho, las tapas eran de color rojo y el borde de las hojas brillaban débilmente bajo la luz de las velas.

 

“Uhm, uhm, una buscadora” dijo el anciano “no me digas, no me digas nada, perdiste algo, algo que era importante para ti y tu búsqueda te trajo a este lugar…”

 

Ella quiso hablar pero no pudo, ningún sonido salió de su boca, sentía los labios sellados, el aire estancado en su garganta y en su nariz, sin poder liberarse y transformarse en sonidos y palabras, solo podía respirar y suspirar, resignada.

 

“No puedes hablar, uhmm, interesante...” continuo hablando el anciano, mirándola de forma curiosa “déjame adivinar, déjame, seguro que perdiste uhmmm tu voz, jajaja, no es broma, es broma, mejor fijémonos en el libro, ven acércate, es un libro en verdad curioso, si muy curioso...”

 

Lo que vio ella dentro del libro, fue toda la información, todos los datos, fechas, sucesos habidos, y por haber, las letras crecían, desaparecían, tomaban formas, creaban dibujos extravagantes, mostraban tiempos pasados, rostros humanos, animales, objetos, un ojo enorme y vació, que todo lo abarcaba y veia, y de pronto la nada, toda letra o imagen desapareció, dejando las paginas totalmente en blanco.

 

“Es un libro muy curioso, y caprichoso, si muy caprichoso, a veces te muestra lo que le pedís que te muestre, pero otras veces muestra lo que él quiere, o no muestra nada, uhmm no sé cuál es su origen, en verdad yo me lo encontré un día, hace mucho ya, estaba perdido y lo encontré, ¿es curioso no?”

 

Ella asintió con la cabeza, a pesar de no entender nada de lo que veia, escuchaba y sentía, no sabia donde estaba ni porque habia venido a este oscuro lugar, tampoco sabia que habia perdido, sentía una enorme ausencia, una falta enorme, y una desesperación que habia guiado sus pasos hasta la tienda de los objetos perdidos.

 

“ahhh... interesante en verdad, muy interesante, el libro dice que lo que vos perdiste es tu nombre, es por eso que no podes hablar, uhmmm si te hubieras demorado mas tiempo en venir, hubieras desaparecido completamente, ¿increíble no?, Pero es así, tal cual como lo digo. El nombre de algo es lo que define ese algo, aunque sea un nombre horrible, es preferible a no tener ningún nombre. El nombre “bien” es lo que separa al bien del mal, no podríamos diferenciar lo maquiavélico de lo benévolo, si sus nombres no existieran, ¿cómo entender algo que no tiene nombre?, la nada es un momento en el que no existen los nombres, en el que todo es igual a todo, en el que todo es nada.

Uhmmm, no me hagas caso, tengo mucho tiempo para estar solo y pensar, si pensar, todas estas tonterías, y cada vez que veo a alguien, siento unas ganas increíbles de hablar, de comunicarme, es muy triste ¿no crees?, las sombras no son buenas conversadoras.

Mejor enfoquémonos en tu búsqueda, el libro dice que tu nombre esta en un relicario de oro, con la foto de tu madre y con una dedicatoria. Este relicario esta dentro de una pequeña caja de madera, muy buena madera, uhmm y con una media luna rodeada de rosas, tallada en la tapa.

Vayamos primero por el cofre. Ten cuidado y no te pierdas”

 

Presuroso, aferrándose al libro con ambos brazos, el hombre caminaba a lo largo de una amplia galería, la mujer le seguía detrás, perdida, nadando dentro de su mente, recorriendo los largos pasillos del alma. en cada rincón oscuro del amplio recinto, ella veia un recuerdo, algunos eran tristes, otros alegres, incluso los habia normales, comunes y corriente, habia recuerdos de dias de la niñez, de lugares especiales, de personas amadas, incluso encontró recuerdos de sueños soñados en las largas noches, así como también muchas pesadillas.

Pero de pronto, encontró un recuerdo, oculto debajo de datos inútiles, era sobre su abuela y su hermoso cofrecito de madera. Este cofre era lo único que la abuela habia podido rescatar luego de la perdida de su fortuna, dentro del cofre, guardaba bellísimas joyas de oro y playa, anillos de diamantes, aros de pequeños rubíes, un hermoso relicario, hermosos objetos que eran testigos de lo que fue una gran fortuna.

 

“... no todos los objetos que se pierden vienen a parar acá” Dijo él, sacándola de sus pensamientos “no, no para nada, acá solo vienen los objetos mas preciados por el que los pierde, aparecen como por arte de magia, es raro ¿no?, pero es tal cual como lo digo, a veces estoy recorriendo estos pasillos y de pronto veo que una estatua recién aparecida me impide el paso. Pero no yo me quejo, no para nada, en verdad creo que solo lo que más valoramos tiene que ser salvado del olvido.

Uhmm, el olvido, es la perdida sin retorno...”

 

Siguieron caminando por largo tiempo, si es que el tiempo camina dentro de este lugar. Atravesaron enormes salas, todas con enormes columnas negras que se extendían hacia la oscuridad total que era el techo. Al final llegaron a una amplia habitación, llena de cajas y cofres, de todos los tamaños, formas, y materiales imaginables, pequeñas cajas de oro, cajitas musicales, cofres gastados y sucios, algunos eran de madera, otros de metal, los habia cuadrados, rectangulares, de formas extravagantes, los habia de diamante, o de vidrio transparente y brillante.

 

Sin esperar ni un segundo, ella empezó a revolver todo, buscando su cofre, el cofre de la abuela, apartando, dando vueltas alrededor de la habitación, buscando las rosas y la luna. De pronto vio en el centro de la habitación, un enorme cofre echo con un increíble cristal blanco, que brillaba tímidamente por si solo, como si fuera el contenedor de una estrella. A pesar de que ese no era el cofre que buscaba, ella lo abrió, dentro habia otro cofre, más pequeño pero echo con el mismo cristal aunque este era de color dorado, pero que poseía la misma luz, dentro de este cofre habia otro pero más pequeño, echo con un cristal rojo, y con la misma luminiscencia, solo que mas intensa, y dentro de este, brillante y lustroso, con la luna y las rosas, como si no hubiera pasado siquiera un día desde la ultima vez que lo vio, estaba el antiguo cofre de la abuela, que dentro guardaba el relicario, como si este fuera su corazón.

 

“ahh uhmmm, lo encontraste, muy bien, muy bien, es un relicario muy bello. Solo nos queda encontrar la foto de tu madre y la dedicatoria, y no tenemos mucho tiempo, tenemos que apurarnos, uhmmm, vamos primero por la foto, que es lo más cercano y difícil.”

 

Salieron rápidamente de la habitación de los cofres, atrás quedaba el enorme cofre de cristal brillante, esperando a que su dueño lo encontrara.

Atravesaban rápidamente el oscuro mausoleo, el adelante, totalmente encorvado y aferrándose a su preciado libro y ella detrás, cargando dudas y preguntas. De pronto llegaron a una puerta, del otro lado, habia una angosta escalera en espiral descendente.

 

“Ahora iremos a la cámara de las fotografías, ahí duermen todas las imágenes que se perdieron. Uhmm, es un lugar peligroso, si muy peligroso, y extraño, si es que puede haber algo mas extraño que una fotografía. Porque las fotografías son trozos del tiempo encerrados en un papel, condenados a la quietud, a no poder avanzar.

Lo mejor será que te enfoques en el rostro de tu madre, que lo mantengas por delante de todo lo demás, y pase lo que pase, no prestes atención a lo que a tu alrededor pueda ocurrir.”

Por mucho tiempo estuvieron recorriendo los viejos escalones de piedra, descendiendo a oscuras. Ella caminaba con cuidado y temor, tanteando las ásperas paredes de roca, siguiendo el sonido de los pasos de su compañero de viaje.

Ella pensaba, pensaba y trataba de recordar el rostro de su madre. Una débil niebla blanca cubría todas las memorias, tapando el rostro de su madre, como un manto de olvido. Fotos en donde debía estar pero no estaba, imágenes de ella cuando era chica, abrazando a la nada, dulces canciones de cuna, ahora silenciosas. Lentamente la madre desaparecía y su hija ya no recordaba ni siquiera sí habia tenido una.

 Al final de la vieja escalera, una puerta los esperaba.

 

“Recuerda, recuerda a tu madre, nunca olvides” Dijo el. Ella quería gritar, gritar que no podía recordar a su madre, quería llorar pero las lagrimas no brotaban de sus ojos y un inmenso vació la conquistaba por dentro.

“Y pase lo que pase, no le prestes atención al resto de las fotos, o podrías quedarte atrapada dentro de la cámara, añorando recuerdos que no son propios.

Uhmm, Espero que estés lista.”

 

Dentro de la cámara, el paisaje era desolador, el suelo no era mas que una cantidad infinita de fotos, que se apilaban formando medanos, como un desierto de las imágenes, que se extiende sin final alguno, hacia todas las direcciones, hacia la oscuridad impenetrable.

Con paso indeciso, ella caminaba, mirando de un lado al otro esperando algún indicio. Detrás de ella, un ancho cilindro de piedra, que no era otra cosa que la escalera por la que habían descendido, se extendía hacia el negro cielo y le daba a ella el único punto de referencia.

 

De pronto, una voz suave, de palabras simples y frágiles, surge desde el suelo.

 

“hola, ¿quién eres?” es lo que dijo la voz

 

Ella busco y busco, por todas direcciones, el origen del dulce sonido que le hablaba, pero nada mas que antiguas fotos era lo que habia a su alrededor, viejos retratos que se encontraban quietos, mirando eternamente con sus ojos vacíos, mirándola a ella.

 

“¿Tú eres mi mama?” pregunto de nuevo la voz.

 

Era la foto de una niña la que le hablaba, de pelo claro con grandes bucles que caían sobre sus pequeños hombros, que sonreía tristemente desde el papel, suplicando con los ojos bien abiertos.

 

“¡Sí, sí tú eres mi mami!” grito la fotografía, mientras se elevaba a la altura de los ojos de la mujer. “eres mi mama, me has venido a buscar, te quiero mucho, mucho, mucho...”

 

Ella no sabia que hacer, su cuerpo estaba vació de toda voz y palabra y en su mente no habia ningún recuerdo, ninguna sensación, a excepción de la terrible idea de que habia perdido algo y que no era su hija, pero que era aquello perdido, no lo recordaba, por mas que pensaba ya no sabia que estaba buscando, era algo esencial, ¡un nombre!, si eso estaba buscando su propio nombre, y ahora tenia que hallar a su madre, en medio de tantos rostros desconocidos, tenia que buscar uno en especifico que se encontraba envuelta en oscuridad.

 

Mientras ella pensaba, a su alrededor más y más fotos fueron reuniéndose, todos acudieron al llamado de la pequeña niña, que volaba de un lado al otro, gritando que habia encontrado a su madre, que su madre la habia encontrado a ella.

 

“esa no es tu madre” dijo la foto de un niño “esa es mi madre, no es la tuya”

 

“¡mentira!” le respondió la niña “ella es mi madre, me vino a buscar a mí”

 

“es mi esposa, mi querida esposa...” grito un anciano desde el fondo de una foto grupal

 

 “no, es la mía” le dijo un señor, con unos ojos llenos de odio

 

Mas y más fotos fueron acercándose hacia ella, gritando, volando a su alrededor mientras se empujaban los unos con los otros, la fotografía grupal desde la que habia gritado el anciano, se hizo añicos cuando cada uno de los 10 que la conformaban, quisieron volar en direcciones opuestas.

“es mía”, “esposa querida...”, “ES MI HERMANA”, “no, es mi hermana”

Ella empezó a correr desesperadamente, hacia cualquier dirección, apartando con sus manos a los que se abalanzaban sobre ella, aferrándose a un pensamiento “tengo que encontrar a mi madre”, “tengo que encontrar a mi madre”.

Ojos, rostros, muecas, era lo único que veia. Las fotos se pegaban en su cuerpo, cayendo, tropezando con las imágenes que se adherían a sus pies. Y los gritos, miles de voces hablando a sus oidos, contándoles todo a la ves cientos de recuerdos, bodas, paseos, dias tristes y lluviosos, dias comunes y corrientes, que invadían su mente y ocupaban el espacio que el olvido habia dejado al borrar los recuerdos que si eran verdaderos.

 

Ya cuando estuvo a punto de caer, cuando la lagrima y la tristeza, la risa y la alegría, todas las emociones encontradas de cientos de recuerdos falsos estuvieron a punto de arrastrarla hacia la mentira, ella vio a su madre, y a pesar de no tener ningún recuerdo de su rostro, la reconoció, ya que se vio a si misma en esa foto, que era la única que no la atacaba, que la miraba con una sonrisa en esos labios tan familiares y desconocidos, esperándola, el tiempo que sea necesario.

 

“ Mama, mama¡, no me dejes” grito ella corriendo hacia la foto, arrancando con violencia a las que sé aderieron a su cuerpo.

 

A su alrededor las fotografías enloquecían, de furia y desesperación, se le lanzaban encima violentamente, gritándole, rogándole o amenazándola, en un maremoto de seres desafortunados. Pero ella no les hacia caso, su mirada estaba puesta en la mirada de su madre, e impulsada por el amor y la esperanza, atravesaba el enjambre a gran velocidad, paso a paso acercándose cada vez mas, hasta alcanzar a su madre, aferrarla con sus brazos y abrasarla fuertemente, llorando de felicidad.

 

“uhmmmm, perfecto, si perfecto, veo que lo has conseguido” le dijo el buscador cuando ella regreso a la escalera, con la foto entre sus manos “por poco no lo logras, unos segundos mas y toda tu alma se perdía entre imágenes que no son tuyas. Pero ya estamos cerca, si si, muy cerca, pero primero abandonemos este lugar, lo mejor será que volvamos al principio, es el mejor lugar para que llegue el final.”

 

Las estatuas seguían en su lugar, nada habia cambiado, aunque para ella hacia años que habia entrado al hogar de los objetos perdidos. En sus manos descansaba el cofre, el cual guardaba al relicario y a la foto, solo faltaba la inscripción, eso era lo único que la separaba de su nombre y de su pasado.

“Quizás no lo creas, pero ya estamos en el final, si al fin llegamos, solo té falta una cosa, unas 7 palabras, que te darán tu nombre, pero no todo es tan sencillo. cuando las palabras se pierden solo hay un lugar al que se pueden dirigir, y ese lugar es el libro con el que cargo, en él yacen todas las palabras dichas o escritas que se perdieron, cuentos, finales, palabras de amor u odio, toda, toda palabra cae entre sus paginas, y solo el las puede mostrar, y solo tu puedes lograr que el te las devuelva. Ten, ábrelo en la primera pagina, cuando tengas la frase, arráncala y ponla dentro del cofre, con todo lo demás. Mucha suerte, y enfócate en lo que quieres.”

 

Ella abre el libro en la primera pagina, en ella no aparecía nada, no habia marca alguna, ni símbolo ni imagen, no habia nada que se pudiera leer.

“Enfócate en lo que quieres, enfócate en lo que quieres” sonaban las palabras del anciano en su mente, “y que es lo que quiero” pensó ella “¿quiero mi nombre?, no, no es en realidad lo que quiero, quiero mis recuerdos, quiero mi alma, quiero la imagen de mi madre dentro de mí, eso es lo que quiero”.

 

Nada, la pagina seguía en blanco, los segundos pasaban y un sudor frió recorría la espalda de la mujer. El miedo, el temor a perder todo lo que era, las lagrimas en los ojos, el temblor en sus manos, todo desapareció cuando desde la esquina superior de la primera hoja, un débil trazo se extendía formando una frase de 6 letras.

 

Con mano temblorosa arranca el trozo de hoja que contiene la frase y delicadamente lo introduce dentro del cofre, junto con la foto y el relicario, lo cierra y luego de unos segundos lo vuelve a abrir, dentro solo estaba el relicario, con la foto y la frase en su interior. Ella lo toma lentamente, lo abre y lee, recordando, llorando de felicidad, y dice sonriendo.

 

“Para mi hija Helena, todo mi amor”

 

 

 

 el rey de los desterrados

3 comentarios:

  1. Me gusto como hilvanaste la historia
    Con mucho ingenio Alejandro
    La perdida , la magia y los sentimientos resultaron el mejor cuento de amor maternal
    q halla leido en mucho tiempo

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  2. magico, si magico, me gusto king, carajo lo de las fotos ni salido de la retocida mente de spilberg, eres bueno man , en verdad.

    ave el rey de los desterrados


    zandor x

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  3. Wowow en verdad alucinante desde el principio hasta el final, un cuento
    mágico donde en las hojas del libro se va revelando la mas hermosa de
    las historias ...historia sin fin ...pero más hermosa

    Magistral Alex sigue adelante con lo que haces por que eres magia

    Un beso

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