Despreciada por Satán y Cristo

Despertó, no sabia donde estaba Miro a los ojos del desconocido que dijo: Ahora estás bien Sobria voz átona y miserable confunde sus latidos Cerró los ojos, se perdió en la calina. Nadó  en el espacio. No sabía quien era, ni a dónde iba. La neblina supo esconder la esencia del pensamiento Despertó, tomó cognición de donde me encontraba Sonámbula trato de contar  los pasos hacia la realidad Entonces, miro a su contorno absorta, tenía que salir de ahí, huir a donde jamás esas manos huesudas la toquetearan  encadenada y  volvieran a presionar su cuello hasta desmayarla mientras el puñal era  elevado a lo alto bajaba raudo sobre su pecho ante la gritería de los encapuchados en el salón   El miedo le invadió, tomada por el pánico arranco sondas, oxigeno y agujas  tenía que escapar Unas manos le detuvieron, lucho  con todas sus fuerzas, pero volvió  a caer en la inconciencia Flotan burbujas de sangre, la luna en el medio del cielo, los encapuchados, los gritos , las risas , las luces , las sirenas , el tiroteo     Despertó, no se movió, no tenía miedo, al fin sus temores se habían esfumado Recordó, ya no sentía su cuerpo, su cara, un golpe, otro más… Son sus nuevos enfermeros cada ángel caído Sólo a ellos les debe  explicaciones  y respeto     Encontró  cada puñalada antes de que los refuerzos llegaran;  la secta había sido desbaratada pero a ella le habíamos perdido… despreciada por  Satán y Cristo   Vladimir Estrivöi