Su sueño siempre era el mismo; enormes estructuras de piedra liza, de cristal y hierro, torres inmensurables que se extienden muy hacia lo alto; humanos, miles de millones de humanos habitando esas ciudades titánicas, siendo transportados a través de magníficos artilugios del pensamiento. Los sueños seguían, pero al despertar, la hada Leint se amargaba al ver que aun seguía en el antiguo bosque. “Siempre soñando con humanos” decía su madre “no sé como terminaras si sigues perdiendo el tiempo con esas historias fantásticas”, es que vale aclarar que Leint no era un hada como cualquier otra, mas ocupadas en bailar a la luz de la luna o en saludar al sol, todo lo contrario, ella prefería los viejos cuentos en los que se narraban las luchas, las tragedias, los romances y las victorias de los humanos.
Esa fascinación por los cuentos mágicos la acompaño hasta su adultez, por mucho que sus familiares y amigos se empeñaran en sacárselos de la cabeza, ella siguió toda su vida aferrada a esas historias. “No quiero ser un hada como las otras” decía cuando alguien pretendía hacerla volver al buen camino “quiero irme de este mundo, al mundo humano y contemplar sus maravillas, y apenas pueda me marchare del bosque”
Un día, apenas pudo, Leint se fue del bosque haciendo caso omiso al llanto de su madre y las reprimendas de su padre, y volando se alejo a través del antiguo sendero que la llevaría lejos, dejando atrás todo lo que conocía. Cuando ya los arboles de su antiguo hogar se perdían en el horizonte, Leint se topo con un grupo de elfos cantores, que marchaban entonando una canción llamada “Segunda Guerra” y que la hada conocía muy bien, ya que era una de sus favoritas de todas las canciones que hablan sobre humanos. El líder, sin dejar de bailar, se acercó al hada y cantando le dijo:
“Bienvenida hada perdida
Me llamo Revin y estoy a tus órdenes
Atrás dejaste tu bosque
Quisiera saber que te propones”
“Hola Revin, me llamo Leint y busco el camino a un mundo que se encuentra lejos de aquí, de donde provienen todas las canciones y las historias humanas; es mi deseo ir allí y vivir eternamente en ese mágico mundo.”
“Leint, el hada del bosque
La aventurera de mil caminos
Mejor pregúntate donde
Vive aquel que se ha perdido
Entre humanos y ciudades
Nadie conoce el sitio
Mas es tu día de suerte
Yo conozco al ser específico
Se llama Nadien, el dragón
El más sabio y el más viejo
Que en tiempos en que era joven
Viajo a través del espejo”
“Por favor llévame con él, quiero conocerlo, si dices que él fue al mundo de los humanos, debe recordar como lo hiso.
“No es casual que te cruses
Con nosotros, los elfos cantores
Ya que nuestro actual trayecto
Es el mismo que tú te propones
Acompáñanos Leint
Que cantando llegaremos
El viejo dragón vive lejos
Pero paga mucho por nuestro don”
Luego de mucho marchar y muchas canciones, el hada y los elfos llegaron a la majestuosa cueva del dragón Nadien, que los estaba esperando con una enorme mesa repleta de manjares. El dragón Nadien no solo era viejo, sino que era el más viejo de todos los dragones, ya que llevaba sobre sus alas el peso de más de 400.000 años de vida; de joven había recorrido todo el mundo, desde los mares purpura hasta mas allá del horizonte donde viven los ángeles, pasando por el inacabable desierto de los Keurlen, donde vive la tribu nómada que le da nombre a ese infierno de arena; pero ahora ya estaba viejo, sus alas estaban cansadas y el color dorado de sus escamas dio paso a un color gris plateado. Ahora gustaba de organizar banquetes, de escuchar historias, cantar canciones y hablar con cualquiera con el que se cruce.
La cena llego a su fin, ya los platos estaban vacios y las panzas totalmente llenas, y mientras los elfos entonaban una triste melodía, el hada Leint se acerco al viejo dragón, con la esperanza de que el supiera el rumbo que ella debía seguir.
“Siento molestarlo Sr.Nadien, pero necesito de su palabra y su sabiduría”
“Oh no hay problema, llámame Nadien, o Nadiensito que es así como me decía mi abuela; siempre ella me traía libros antiguos repletos de historias, que yo leía hasta desgastarlos con la mirada jajajaja. Perdón me fui de rumbo, dime querida hada, cuál es tu nombre y porque me necesitas.”
“Me llamo Leint, soy un hada del viejo bosque del sur y desde niña tengo el mismo sueño, una idea que aunque los demás piensen que es alocada, yo quiero cumplirla cueste lo que cueste. Mi mayor anhelos es el de ir al mundo de los humanos, a la tierra de las historias que viven en los libros, de las torres de piedra liza que arañan el cielo”
“Ah, el mundo humano; yo fui cuando era más joven, mas fuerte y más guapo, y debo decir que no son un mito mi querida hada, ellos existen, ellos son reales al igual que todo lo que aparece en los cantos y los cuentos. Queda lejos, muy lejos pero en una distancia que no podemos medir, solo hay una forma de llegar y casualmente aparece en uno de los libros que me regalo mi abuela, esos que estaba llenos de los cuentos que tanto me gustan, pero creo que eso ya te lo había contado. Espera hasta la medianoche querida hada, y ven al interior de mi cueva, que yo tendré todo listo para entonces.”
Cuando la tarde llego a su fin, los elfos se fueron dejando sola al hada, que esperaba en la entrada de la cueva, mientras que del interior de ella, la profunda voz del dragón llegaba con poca claridad, la suficiente para saber que estaba cantando una canción que Leint no había escuchado nunca. Cuando llego la medianoche, Leint entro a la cueva y volando fue atravesando las distintas salas, guiándose por la cada vez más clara voz del dragón, hasta llegar a la ultima cueva…
En su interior, una enorme esfera de luz, como un sol en miniatura, flotaba y emitía sus blancos rayos por toda la sala; era tan grande que le costó ver al dragón, que permanecía tambaleándose y cantando a unos metros de donde estaba el portal.
“Esta es la puerta, mi querida niña omn nibuden ler es la puerta que te llevara a tu destino omn denuider len, crúzala rápido, crúzala ya que no puedo mantenerla abierta por mucho tiempo mas ineder omn ut edel”
El hada contemplo la puerta, se dio vuelta, contemplo al dragón, el cual seguía cantando; y volando la atravesó.
---
Silencio…
Blanco…
¿Había muerto?
No, ella seguía ahí, sentía que su cuerpo aun existía aunque no lo pudiera ver. También sentía sus pensamientos, sus recuerdos.
Poco a poco, fue capaz de ver sus miembros, que aparecían como salidos de una espesa niebla, mientras que a sus pies, un débil sendero surgía y se extendía hacia la lejana nada. Voló y voló, quizás por segundos, o por años, el tiempo estaba ausente, solo era ella y el sendero que se extendía y parecía no tener fin. Pero cuando ella ya creía que no iba a salir nunca, todo desapareció a su alrededor, la blancura dejo paso a una impenetrable noche; desesperada coloco sus manos sobre su rostro, y se dio cuenta que tenía los ojos cerrados.
Al abrirlos, ella vio…
el rey de los desterrados
Esa fascinación por los cuentos mágicos la acompaño hasta su adultez, por mucho que sus familiares y amigos se empeñaran en sacárselos de la cabeza, ella siguió toda su vida aferrada a esas historias. “No quiero ser un hada como las otras” decía cuando alguien pretendía hacerla volver al buen camino “quiero irme de este mundo, al mundo humano y contemplar sus maravillas, y apenas pueda me marchare del bosque”
Un día, apenas pudo, Leint se fue del bosque haciendo caso omiso al llanto de su madre y las reprimendas de su padre, y volando se alejo a través del antiguo sendero que la llevaría lejos, dejando atrás todo lo que conocía. Cuando ya los arboles de su antiguo hogar se perdían en el horizonte, Leint se topo con un grupo de elfos cantores, que marchaban entonando una canción llamada “Segunda Guerra” y que la hada conocía muy bien, ya que era una de sus favoritas de todas las canciones que hablan sobre humanos. El líder, sin dejar de bailar, se acercó al hada y cantando le dijo:
“Bienvenida hada perdida
Me llamo Revin y estoy a tus órdenes
Atrás dejaste tu bosque
Quisiera saber que te propones”
“Hola Revin, me llamo Leint y busco el camino a un mundo que se encuentra lejos de aquí, de donde provienen todas las canciones y las historias humanas; es mi deseo ir allí y vivir eternamente en ese mágico mundo.”
“Leint, el hada del bosque
La aventurera de mil caminos
Mejor pregúntate donde
Vive aquel que se ha perdido
Entre humanos y ciudades
Nadie conoce el sitio
Mas es tu día de suerte
Yo conozco al ser específico
Se llama Nadien, el dragón
El más sabio y el más viejo
Que en tiempos en que era joven
Viajo a través del espejo”
“Por favor llévame con él, quiero conocerlo, si dices que él fue al mundo de los humanos, debe recordar como lo hiso.
“No es casual que te cruses
Con nosotros, los elfos cantores
Ya que nuestro actual trayecto
Es el mismo que tú te propones
Acompáñanos Leint
Que cantando llegaremos
El viejo dragón vive lejos
Pero paga mucho por nuestro don”
Luego de mucho marchar y muchas canciones, el hada y los elfos llegaron a la majestuosa cueva del dragón Nadien, que los estaba esperando con una enorme mesa repleta de manjares. El dragón Nadien no solo era viejo, sino que era el más viejo de todos los dragones, ya que llevaba sobre sus alas el peso de más de 400.000 años de vida; de joven había recorrido todo el mundo, desde los mares purpura hasta mas allá del horizonte donde viven los ángeles, pasando por el inacabable desierto de los Keurlen, donde vive la tribu nómada que le da nombre a ese infierno de arena; pero ahora ya estaba viejo, sus alas estaban cansadas y el color dorado de sus escamas dio paso a un color gris plateado. Ahora gustaba de organizar banquetes, de escuchar historias, cantar canciones y hablar con cualquiera con el que se cruce.
La cena llego a su fin, ya los platos estaban vacios y las panzas totalmente llenas, y mientras los elfos entonaban una triste melodía, el hada Leint se acerco al viejo dragón, con la esperanza de que el supiera el rumbo que ella debía seguir.
“Siento molestarlo Sr.Nadien, pero necesito de su palabra y su sabiduría”
“Oh no hay problema, llámame Nadien, o Nadiensito que es así como me decía mi abuela; siempre ella me traía libros antiguos repletos de historias, que yo leía hasta desgastarlos con la mirada jajajaja. Perdón me fui de rumbo, dime querida hada, cuál es tu nombre y porque me necesitas.”
“Me llamo Leint, soy un hada del viejo bosque del sur y desde niña tengo el mismo sueño, una idea que aunque los demás piensen que es alocada, yo quiero cumplirla cueste lo que cueste. Mi mayor anhelos es el de ir al mundo de los humanos, a la tierra de las historias que viven en los libros, de las torres de piedra liza que arañan el cielo”
“Ah, el mundo humano; yo fui cuando era más joven, mas fuerte y más guapo, y debo decir que no son un mito mi querida hada, ellos existen, ellos son reales al igual que todo lo que aparece en los cantos y los cuentos. Queda lejos, muy lejos pero en una distancia que no podemos medir, solo hay una forma de llegar y casualmente aparece en uno de los libros que me regalo mi abuela, esos que estaba llenos de los cuentos que tanto me gustan, pero creo que eso ya te lo había contado. Espera hasta la medianoche querida hada, y ven al interior de mi cueva, que yo tendré todo listo para entonces.”
Cuando la tarde llego a su fin, los elfos se fueron dejando sola al hada, que esperaba en la entrada de la cueva, mientras que del interior de ella, la profunda voz del dragón llegaba con poca claridad, la suficiente para saber que estaba cantando una canción que Leint no había escuchado nunca. Cuando llego la medianoche, Leint entro a la cueva y volando fue atravesando las distintas salas, guiándose por la cada vez más clara voz del dragón, hasta llegar a la ultima cueva…
En su interior, una enorme esfera de luz, como un sol en miniatura, flotaba y emitía sus blancos rayos por toda la sala; era tan grande que le costó ver al dragón, que permanecía tambaleándose y cantando a unos metros de donde estaba el portal.
“Esta es la puerta, mi querida niña omn nibuden ler es la puerta que te llevara a tu destino omn denuider len, crúzala rápido, crúzala ya que no puedo mantenerla abierta por mucho tiempo mas ineder omn ut edel”
El hada contemplo la puerta, se dio vuelta, contemplo al dragón, el cual seguía cantando; y volando la atravesó.
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Silencio…
Blanco…
¿Había muerto?
No, ella seguía ahí, sentía que su cuerpo aun existía aunque no lo pudiera ver. También sentía sus pensamientos, sus recuerdos.
Poco a poco, fue capaz de ver sus miembros, que aparecían como salidos de una espesa niebla, mientras que a sus pies, un débil sendero surgía y se extendía hacia la lejana nada. Voló y voló, quizás por segundos, o por años, el tiempo estaba ausente, solo era ella y el sendero que se extendía y parecía no tener fin. Pero cuando ella ya creía que no iba a salir nunca, todo desapareció a su alrededor, la blancura dejo paso a una impenetrable noche; desesperada coloco sus manos sobre su rostro, y se dio cuenta que tenía los ojos cerrados.
Al abrirlos, ella vio…
el rey de los desterrados
Curioso escrito un Hada que quiere venir a este mundo
ResponderEliminartendría que ser al revés todos deberíamos querer ir al suyo .
Me gusto la variedad de personajes :)
no todos queremos lo mismo
ResponderEliminarno todos nacemos donde deveriamos
gracias por tu respuesta amor
Algo pesado el asunto , pero muy buena temática , fuera de lo común
ResponderEliminarJo , creo que ya se en quien pensabas
ResponderEliminarConsciente o inconsciente un escrito bueno , pero no ganas jajaja