lunes, 15 de agosto de 2011

El ego y el Ángel de la Muerte


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Erase una vez un científico que descubrió el arte de reproducirse a sí mismo tan perfectamente que resultaba imposible distinguir el original de la reproducción

                                                                                                                            

Un día se enteró de que andaba buscándole el Ángel de la Muerte, y entonces hizo doce copias de sí mismo.

La Muerte no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares que tenía ante sí era el científico, de modo que los dejó a todos en paz.

 Pero no por mucho tiempo, porque como era un experto en la naturaleza humana se le ocurrió una ingeniosa estratagema.


Regresó de nuevo y dijo:

 

-Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado tan perfectas reproducciones de sí mismo, sin embargo, he descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo defecto

 

El científico pegó un salto y gritó:

-¡Imposible! ¿Dónde está el defecto?

-Justamente aquí, respondió la Muerte, mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo

 

"Todo lo que hace falta para descubrir al "ego" es una palabra de adulación o de crítica"

 

 

marco 18 11

2 comentarios:

  1. jajaja todos estos tipos de cuentos con moralejas, tienen un humor ironico increible

    gracias por la historia amor

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  2. Pues es cierto , que buena reflexion .
    Un besito

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