La noche es eterna hasta que se acaba, mientras tanto yo sigo caminando en medio de una silenciosa ciudad, cubierto por una suave y fresca brisa de verano, de esas que te mantienen despierto. No hay nadie más, ni autos ni gente; bien podría ser el ultimo habitante del mundo, con toda una ciudad completamente para mi disfrute y uso, y mi mente solo puede pensar en el eco que generan mis pies al caminar, es como si alguien me siguiera, desde lejos y desde cerca a la vez.
Mis pies me guían ya que mi único objetivo es caminar sin importar el rumbo al que me lleve el improvisado camino; finalmente termino frente a una magnifica y desgastada casa, de un estilo extraño para la ciudad en la que vivo, casi sacada de una película de terror. Curioso decido ver si puedo entrar y para mi sorpresa encuentro que la puerta principal cede fácilmente; al ingresar observo entre la oscuridad y las sombras, que el tiempo ha sido aun mas inclemente con el interior de lo que fue con el exterior, es como si todo hubiera sido desgastado a propósito.
A medida que me adentro en la mansión, el aire pareciera volverse cada vez más denso, aunque logro captar un sutil aroma que no logro describir, pero que me transporta al pasado, a mis días en la escuela primaria y a las grises tardes de invierno. Parece como si la mansión cambiara a medida que avanzo, surgiendo vacías habitaciones donde por lógica no debería haber más que una pared, creando puertas que dan a otra puerta que da a un enorme agujero repleto de penumbras; haciendo brotar escaleras que llevan hacia la nada.
Hay algo raro en esta casa y el olor que antes sentí es cada vez mas fuerte… ¡Ya lo recuerdo! Ya sé que es ese hedor; los pensamientos se agolpan en mi mente, queriendo mostrarse todos a la vez… recuerdo que fue en la primaria, yo no debía de tener más de 10 años… había pasado algo… pero no está claro, tan solo veo un cielo gris, lloviznaba y mi maestra parecía conmocionada por algo… ese olor tan fuerte, tan presente… había una chica, una compañera de curso… siempre estaba pintándose las uñas, creía que nunca le quedaban bien por lo que al terminar su trabajo, se las limpiaba y volvía a empezar… si ese es el olor, ¿pero porque me cuesta tanto recordar que ocurrió?... la veo, estábamos jugando a la mancha, todos los niños corrían de un lado al otro, uno me empuja y yo tropiezo cayendo sobre ella… una profesora grita, me doy vuelta y la veo a mi compañera caer por las escaleras… rodando por sobre los escalones de mármol… la veo en medio de un charco de sangre y huelo… huelo el intenso aroma del frasco quitaesmaltes quebrado entre sus pequeños dedos de uñas pintadas…
el rey de los desterrados
Jó , chaval , se ha escrito mucho de traumas que olvidamos por que nos hacen mal, pero esta bueno tu relato a pesar de ello
ResponderEliminarLos recovecos de la mente son puertas a lo desconocido
ResponderEliminarInteresante escrito le diste suspense e intriga hasta el final .