viaje en el tiempo

La primera vez, el se sintió tan sorprendido que se olvido del miedo o de la incredulidad, con tan solo 10 años se encontraba recordando la pelea que había tenido hacia media hora y mágicamente esta cobro vida frente a sus ojos; ahí estaba ese chico que tanto lo molestaba, con la mirada desafiante y soberbia; pero apenas el se distrajo, el desapareció. Fue entonces cuando supo que, de alguna forma inexplicable, era capaz de hacer cobrar vida a sus recuerdos, que estos se volvieran tan reales como el mismo. Aun así, el no elegía cuando y que recuerdo rescataría de la telaraña del tiempo, estos tan solo surgían, generalmente a la mañana en ese lapso en que uno esta tan dormido como despierto, para desaparecer a los pocos minutos.

 

Amigos, enemigos, gente a la que casi había olvidado (estos últimos estaban hechos de humo y casi nunca tenían rostro) e incluso llegaron a manifestarse los sueños que había soñado la noche anterior, los cuales solían irse a causar problemas y sustos a los señores serios, como cuando una enorme estampida de elefantes de algodón rosado ocupo la calle central por media hora, o cuando una bandada de nefastos cuervos se regodeaban graznando a viva voz los secretos mas oscuros de la gente.

 

Así vivió, rescatando recuerdos involuntariamente, hasta que por fin llego al final de sus días, acostado en una cama de hospital, con la mirada perdida y la mente transformada en un mar de ausencias y niebla. De tanto usarlas sus memorias se gastaron quedándose sin nada que recordar, o eso parecía, ya que desde lo mas profundo de su ser, surgiendo de entre las cenizas, afloro la viva imagen de una de sus primeras novias, una dulce niña de 10 años. Como un último milagro ella cobro vida delante de él y sin sentir miedo alguno, casi con curiosidad ella le pregunto:

 “Disculpe señor, ¿Quién es usted?”

 

“Nadie mi niña, yo soy nadie”

 

Y al ver que ella no lo recordaba, la dejo ir.

  

El también se dejo ir.

 

El rey de los desterrados