¡Escuchad de un cuervo su graznido!

Fui maldecido Por entregarme a tu besos Descendí al infierno Al tercer día resucité de entre los muertos Pero renuncie a sentarme A diestra o siniestra De Dios Padre Todopoderoso   Recorrí la miseria de mis días Morí y resucité Lave mis ropas Mate mis mentiras Creí en tus palabras Para entregarme a tus deseos   Descendí al infierno Al tercer día resucité de entre los muertos Condenado a la pérdida constante de mi orgullo A adorar tu existencia Sabiendo que elijo demonios, ángeles caídos, Vampiros y cuervos   Dios me hizo un hombre libre Limitó mi libertad a la calidez angustiosa de tu sexo Y a ti, te hizo perversamente bella Para lograr que mi alma de vampiro Deje de causar delirios y tormentos   Disfrutaría yacer en una tumba Ser martirizado en invertidas cruces Suicidio, locura o sufrimientos Antes que esta condena a vocear tu nombre Como si fuese la plegaria que redime de los lamentos   Un día olvidaré mis manos inertes Un día olvidaré que soy de piedra Bajaré al infierno de tu mano Pero no habrá ni tercer día, ni resurrección… Ni otra maldita condena   Disfrutaría yacer en una tumba Una cruz negra. Pero Dios que maldijo en eternidad Me dio un corazón de niño Una voz de poeta Una mujer que será mi amor, mi guardiana Musa constante Muerte perdurable Las tiniebla que me envuelven Mi otro yo, mi perdón Perdón de todos mis pecados Mi oscuridad, mi propia tumba y mi veneno Creo en la sangre y el pecado En los ángeles caídos En el fuego de cada infierno Creo en el amor que me destruye En Satanás que me gobierna En la maldición de los recuerdos Y en la muerte eterna… Amén