cuentos cortos 2

Sabores

 

 

En un pequeño islote, perdido en los mares del oriente, existe un árbol cuyos frutos poseen una magia extraña, estas frutas son manzanas, pero su sabor es único ya que toman el gusto, de aquellos que van a devorarlas.

 

Cuentan, que hace tiempo ya, un cocinero pago fortunas con el fin de llegar al árbol y de probar una de sus brillantes y mágicas frutas.

Dicen, que luego de probarlas, estuvo arrojado en el suelo por 15 minutos, sin poder parar de vomitar.

Nunca más volvió a cocinar

 

Una mujer, que no era Eva, también dio una probada a una de las manzanas del árbol, y fue tal el éxtasis que le causo su sabor, que se devoro a si misma, hasta morir desangrada y con una sonrisa en los labios.

 

Una tarde, di por casualidad con este árbol, reconocí sus frutos, ya que a diferencia de las manzanas comunes, estas son el doble de grandes y brillan como fuego bajo el sol. Presuroso, tome una del árbol y de una mordida metí en mi boca un pedazo mas que grande.

 Debo decir que su sabor es muy mediocre.

 

 

 

Magia

 

Tengo una amiga, de ojos brillantes, la cual siempre logra robarme una sonrisa, yo como todo buen cómplice, me dejo robar fácilmente.

 

A esa amistad, mutua y eterna, es a lo que yo llamo magia

 

 

 

Sentencia

 

A cientos de miles de años luz de nuestro mundo, en un planeta oscuro y desolado, hay una enorme roca rectangular, de un tallado perfecto, brillante y opaco según como se la mire. En ella hay escrito, en un idioma perdido en el tiempo, lo siguiente:

 

“La humanidad desapareció de la noche a la mañana, sin dejar rastros, ni huellas. Nadie, ningún ser en ningún lado, lloro por esa perdida. La humanidad murió sola y olvidada.

 

Ese fue su castigo.”

 

Esta sentencia, funesta como ninguna otra, existe desde mucho antes que la tierra dejara de ser una nube densa, humeante y ardiente.

 

 

 

 

 

                                                                                    

Adivinansas

 

Un viejo mago y un dragón, se divertían y pasaban el tiempo haciéndose adivinanzas. Hacia 3 días con sus noches que ellos estaban jugando, ninguno de los dos quería perder.

 

El mago, ya agotado y casi sin ideas, dijo la adivinanza ganadora

 

“Que es aquello, cuya ignorancia nos perturba

Y cuyo conocimiento, nos alivia.”

 

El dragón, después de mucho pensar, se dio por rendido, ya que no sabía la respuesta.

Lo irónico es que el mago tampoco la sabia.

 

 

 el desterrado