martes, 12 de junio de 2012

A rey muerto, rey puesto

 

 

 “a rey muerto, rey puesto”.

 Se suele utilizar para indicar que nadie es indispensable y que cuando un puesto, sea del tipo que sea, queda vacante, lo mejor es ocuparlo con otro nuevo personaje y olvidarse del anterior propietario.

Como ocurre en otras ocasiones, el origen del dicho no está del todo claro, y he podido leer en diferentes fuentes, diferentes explicaciones. De todos modos,  se mezcla con   frases como   “el rey ha muerto, viva el rey”. El significado de ambas viene a ser el mismo. En este segundo caso, como automáticamente al morir un rey se declara un nuevo rey, la frase casi se explica sola.

 

Cuenta una historia que tras llegar noticia del asesinato del rey de Francia Enrique IV a manos del fanático Ravaillac a la corte, la reina que vio aparecer en ese instante al primer ministro, Sillery, imperturbable, contestó: "Os engañáis, señora, el rey de Francia no muere jamás". Nacía así la fórmula de consagración del principio sucesorio de la monarquía: "El rey ha muerto, ¡viva el rey". Con este refrán se proclama la norma de continuidad de cualquier institución



Otra explicación es la que expone Luis Carandell en su libro sobre anécdotas políticas. Dice que en la guerra de Sucesión española, cuando Felipe V estaba sitiando la ciudad de Barcelona, en poder de su oponente el archiduque Carlos de Austria, se animó el borbón y se decidió a luchar con sus soldados. Estos, viendo los riesgos que corría el monarca, le comentaron que no debía hacerlo, ya que “rey no hay más que uno”. A esta sensata sentencia contestó Felipe V con la frase que nos ocupa: “Otro habrá. A rey muerto, rey puesto

 

Lord Kaos

3 comentarios: