miércoles, 4 de noviembre de 2009

En mi escritura y tu lejania de amor.

 

¡Cuántos cielos repentinos, sin un sólo nombre!

Un murmullo quebrado y lleno de odio

Todo esto atorado en mi garganta,

cientos de miedos y melancolias

dominarón mi placer.

Ya no hay más que estas letras arrepentidas

de haber nacido y muerto al mismo tiempo

en estos quebrantos rotos de mi alma

en donde la poesía es una

en tal vez una hilera de soles.

 

La esperanza marchitada,

los sesos descubiertos,

las ideas concebidas,

los retazos de corazones muertos.

Quisiera que me hubieses amado

como yo te amé

que me hubieras cobijado

como yo lo hice,

quisiera que me hubieras abrazado

en esta trampa de la nada

con esta vida rotando por mis dedos

cada vez

que me voy ocultando en un verso.

 

Yo dejo los ataudes en mi muro,

no hay quien toque mi puerta ya,

quienes me conocieron

supieron lo que quise amar,

hoy lloro

lloro sin llorar,

porque no contemplo más este firmamento

y solo quiero mi escritura derramar.

 

Escupo todas las rimas,

todas las distorciones de esta razón,

vomito los puentes de luz en mi garganta

decoro la muerte en mi cielo de penumbras,

soy un parecido del infierno,

un ave sin vuelo,

un viento dormido

que nunca más volará...

 

A.M.

 

 

2 comentarios:

  1. Que malo es amar y no ser correspondido. Un poco de olvido para cicatrizar, es la unica medicina que puedes utilizar para que cuando encuentres otro amor lo puedas amar.

    Mi admiración a tus letras.

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  2. Si que duele no ser correspondido, recuerdo alguna vez haberme sentido así...

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