miércoles, 1 de junio de 2011

el amarre

El pequeño consultorio se encontraba abarrotado de extraños objetos; las paredes cubiertas de estanterías ofrecían a quien quisiera ver, los más extraños bártulos traídos de lejanas tierras: antiguos libros de gastadas portadas, amuletos de toda forma, significado y uso, muñecos de voddo con alfileres clavados, hasta un gato negro de 3 cabezas disecado, que contemplaba la habitación con una mirada curiosa (las otras 2 miradas eran de aburrimiento y miedo)

Pero lo que más destacaba en ese caótico recinto, era ese hombre medio chaman africano, medio monje budista, que desde detrás del mostrador leía un viejo pergamino. Era ni más ni menos que el gran brujo Ogultu, hombre sabio que conocía los secretos de la magia y el ocultismo, aquel para el que la alquimia no guardaba ningún secreto y los tratos con los más bajos demonios eran cosa de todos los días.

“Veo que usted tiene un problema, Sr. Perez” le dijo Ogultu al hombre al otro lado del mostrador, que lo miraba con ojos de furia.

“Que perspicaz que es usted, la verdad que me sorprende” le respondió secamente Pérez, cuyo gris traje de oficina lo hacía ver totalmente fuera de lugar.

“Por favor Sr. Pérez tráteme con respeto, que mi trabajo es algo serio; confió en que el hechizo de amarre del ser querido que le realice la semana pasada haya funcionado perfectamente”

“¿Perfectamente dice usted, PERFECTAMENTE? ¡Pues ese es el problema! El maldito hechizo funciona demasiado bien, ya que desde hace 6 días que tengo a alguien atado a mis pies, que me sigue a todos lados y no me deja en paz, pero no es mi esposa quien me persigue, ESE es mi problema” La cara de Perez parecía una laguna de lava, roja de arriba abajo, a punto de estallar.

“¿Qué no es su esposa? Eso es imposible, yo nunca me equivoco…”

“¡Imposible una mierda! A donde quiera que vaya un gordo de 50 años llamado Enrique me sigue suplicándome perdón, arrodillándose para que lo perdone, para que le de otra chance y vuelva a sus brazos. Fíjese, asómese por la ventana y lo verá”

Efectivamente, afuera del consultorio esperaba un señor ya pasado en años y en peso, que caminaba nerviosamente de un lado al otro sin dejar de mirar por un segundo su reloj.

“Por el dios mar… no puedo creerlo…”

“Crealo porque es la pura verdad. Quiero que lo solucione, ya no me importa que vuelva mi mujer yo solo quiero sacarme de encima a ese tipo”

“Ya, ya mismo… por la gracia de Hecate” dijo Ogultu y se dispuso a realizar el ritual, yendo de un lado al otro de la diminuta habitación, entonando incomprensibles canticos, haciendo sonar una pequeña campana, a la vez que revoleaba frenéticamente un sahumerio de un olor espantoso.

“Listo Sr. Perez, no sé cómo pudo haber pasado, pero ya lo solucione; apenas usted salga de mi consultorio, Enrique se ira y usted no lo volverá a ver nunca”

Apenas Pérez puso un pie en la vereda, Enrique el gordo hechizado, se le acerco y le dijo:

“Me tenes podrido, me arrodille ante vos, te suplique perdón a gritos y sollozos y vos me tratas como una basura; yo merezco algo mejor. Adiós tarado”

Y pegándole una cachetada, se fue dejándolo a Pérez con un sentimiento de culpa que no podía explicar.

  

El rey de los desterrados

12 comentarios:

  1. Wowow magistral , me encanto jejeje siempre dije que los hechizos traen consecuencias
    insospechadas
    Mejor "payé" para ser afortunado , ( o sea llevar consigo una o más plumas de caburé y será correspondido por la más esquiva de las hermosas)

    Por supuesto que, como en todo asunto mágico, el buen resultado dependerá de la fe que tenga el portador :)

    ResponderEliminar
  2. Me trae malos recuerdos el relato jaja. Bueno, no solo uno tiene jale con las mujeres, tambien con "ellos". Que fea sensacion que un hombre afeminado te silbe por la calle o te mande besitos volados.
    Muy buen cuento.

    ResponderEliminar
  3. Ohhhhh Manu ¿ quien te silbo mandándote besitos volados ?jijiji ¡que loco!

    ResponderEliminar
  4. quisas te confundiste y se los estaba mandando a una mujer detras tuyo.

    ResponderEliminar
  5. Jaja, pues lo mismo me preguntaba de la mujer. Porque cerca a mi no habia mujer alguna.Hermana, fue un chico blancon, pelo largo semirubio, que me seguia con la mirada, comia con la mirada y yo caminando rapido para
    que ya no mirara, buaaaa.

    ResponderEliminar
  6. O.O no se que me impacto mas si el relato o la vivencia contada

    ResponderEliminar
  7. Jaja, que gatos tam curiosos. Eso fue hace años. Ahora todo tranquilo jaja.

    ResponderEliminar
  8. Jaja, que gatos tam curiosos. Eso fue hace años. Ahora todo tranquilo jaja.

    ResponderEliminar
  9. Jaajjajjaj Manu , ME HUBIERA GUSTADO VERTE LA CARA
    A esos gatos no les hace falta hablar con sus gestos dicen todo :
    ¡Quue horror! ¡Lo qqqque hay que ver! Miauuuuuuuuuuu jjajajaja

    ResponderEliminar
  10. Si me hubieras visto, seguro que a ti tambien "ellos" te silbaban jaja. puse cara de "Que hago aca, patitas para que las quiero" y me fui caminando rapido.

    ResponderEliminar
  11. king extraudinario en verdad man me agrado, nunca dejas de solprenderme gracias por compartilo

    en cuanto al encuentro de manuel con el chica pufff man si yo les contara cuantas bochornosas cosas me han pasado con los gays en verdad que pasa de ser gracioso a bochornoso

    jajjajaja

    saludos a todos

    zandor x

    ResponderEliminar